domingo, febrero 19, 2006

Yo quiero una farmacia

Hace unos dias hablaba de los estancos. Hoy me toca otro sector del comercio altamente regulado y con privilegios que, por supuesto, pagamos los que no tenemos una farmacia. Los propietarios de farmacias se amparan en el miedo a lo relacionado con la salud para intentar proteger su situación. Pero cuando han perdido algunos de ellos, no ha aparecido ningún problema de salud pública y, por el contrario, los consumidores hemos salido ganando. Cuando algunas farmacias, haciendo uso de la libertad y flexibilidad que les confiere la ley, empezaron a abrir 24 horas al día, la mayoria de sus colegas se les echó encima. Hoy, al menos en Madrid, tenemos un número suficiente como para no preocuparnos por cuál está de guardia. Hace años los productos de alimentación infantil no se podían vender más que en las farmacias. Cuando se liberalizó esta situación, parecía que ibamos a envenenar a nuestra infancia comprando potitos o leche en los supermercados. Afortunadamente, ahora podemos comprar estos productos más baratos y con un horario más cómodo. Y digo yo que, siguiendo este ejemplo, por qué no puedo comprar un analgésico como el paracetamol o el acido acetilsalicílico (vulgo aspirina) en un 'chino' si en el Reino Unido los puedo comprar en el Boots. ¿Problemas para la salud? Si viene perfectamente envasado con cada tableta dentro de su blister herméticamente cerrado...

Después de estos pequeños avances mencionados, y ahora que está en marcha la reforma de la Ley del Medicamento, propongo mi granito de arena al ahorro en gasto público. Más de la quinta parte del gasto público se dedica a la cobertura de las prestaciones farmacéuticas. Si los hospitales compran sus medicamentos directamente a los laboratorios, ¿por qué no pueden hacerlo también los centros de atención primaria? En España, el serEstado presta un aseguramiento universal de los servicios sanitarios, y lo lleva a cabo mediante servicios propios: Hospitales, ambulatorios, son de propiedad pública, y los médicos que trabajan en ellos lo hacen a sueldo fijo, no por paciente. Si necesitamos una radiografía, o un análisis, nos los hace el sistema público. Sin embargo, cuando se nos receta algún medicamento, tenemos que comprárselo a una oficina privada. En mi opinión, o todos, o ninguno. Cada ambulatorio debería tener su propia farmacia, con lo que el Sistema Nacional de Salud se ahorraría el margen que ahora se paga a las farmacias a cambio de tener unos pocos gastos fijos adicionales. ¿Sería el fin de las farmacias actuales? No, simplemente las forzaría a pelear en régimen de libre competencia por los medicamentos recetados por la medicina privada, los que no necesitan receta, y el resto de productos relacionados con la salud (dietéticos, cosméticos...).

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