viernes, octubre 28, 2005

NBIC. Convergencia de tecnologías. Introducción

El desarrollo tecnológico de las últimas dos décadas tiene como uno de sus grandes motores la convergencia de las tecnologías de la información con las de comunicaciones. La capacidad para tratar más rápido cantidades de datos mayores, junto con la digitalización de las comunicaciones, nos ha permitido crear infraestructuras sobre las que construir una sociedad más dinámica y con mayores posibilidades. Después de todo, parece que el nombre de "autopistas de la información", aunque sobreutilizado, no está tan mal elegido.
Las áreas de solapamiento entre tecnologías y mercados distintos son, pues, zonas de ebullición con enormes oportunidades de desarrollo de negocio. La siguiente ola de innovación vendrá por la convergencia de tecnologías "nano" - "bio" - "info" - y "cogno" (NBIC), que muy esquemáticamente se puede describir como sigue:
- La nanotecnología, en su desarrollo de nuevos materiales...
- Pone a disposición de la biotecnología oportunidades de desarrollo a nivel molecular...
- Todo ello con el apoyo de las tecnologías de la información
- Y afectando a nuestra manera de aprender, razonar y comprender el mundo.
Por supuesto, estas relaciones entre las cuatro tecnologías están muy simplificadas y se pueden establecer en otros sentidos. La tecnología de la información no solo es un apoyo, sino que se puede beneficiar de la nanotecnología que da paso a los ordenadores cuánticos o biológicos.
Dos puntos de partida necesarios para la comprensión de los mismos son dos documentos que muestran las distintas visiones (americana y europea) sobre la convergencia. El primero de ellos, "Converging technologies for improving human performance" claramente indica la visión del otro lado del atlántico: La oportunidad de mejorar al ser humano. En cambio, el europeo se titula Converging Technologies – Shaping the Future of European Societies. Apunta a cambiar las sociedades. Una vez más, individualismo frente a colectivismo... ;-)

miércoles, octubre 26, 2005

Innovación radical sin invención

En un comentario a mi post anterior, jota muga saca a relucir el punto de vista del cliente en las innovaciones. Para él,
"Si la innovación la miramos desde el punto de vista de los clientes, ellos
podrán decir que están ante una innovación radical cuando ven una expansión
importante de sus posibilidades. Esto no tiene que ver con la tecnología, sino
que ofrecer una posibilidad donde no había."
Efectivamente, que normalmente clasifiquemos a las innovaciones de radicales o incrementales en función de la tecnología, no quiere decir que olvidemos el punto de vista principal, el del "pagano" o cliente ;-) Desde su óptica, a veces puede ser revolucionario aplicar algo ya existente a un mercado distinto. Otra vez lo de "tender puentes". No conozco el ejemplo de Cemex que cita, pero podemos acudir al clásico Henry Ford. Uno de los avances que pareció revolucionario en la industria del automóvil fue su capacidad de producir en masa piezas intercambiables, iguales las unas a las otras. Los otros fabricantes no se lo habían planteado, al producir series pequeñas. Para Ford, con su estrategia masiva, era una necesidad. Pero no tuvo necesidad de inventarlo. Ya había industrias de consumo que utilizaban máquina herramienta para la producción de series iguales: relojes, máquinas de coser, etc. Henry Ford incorporó a su equipo a personas procedentes de estas industrias y ahí estuvo su genialidad, ofrecer a los clientes de principios del siglo XX algo novísimo (coches baratos) utilizando tecnologías ya experimentadas durante el XIX.

miércoles, octubre 19, 2005

¿Cómo gestionar y promover la innovación?

Para entender y promover la innovación es necesario considerarla desde el punto de vista económico o social más que desde el técnico. Desde el punto de vista de la teoría social, una tecnología es la manera como se organizan personas, conocimientos y objetos orientados a la obtención de una meta concreta. Innovar no supone exclusivamente crear un nuevo objeto más avanzado, sino también utilizar de manera distinta el saber y los utensilios disponibles. Un ejemplo claro se puede tomar prestado desde el campo del arte. Se puede crear un cuadro actualmente con los mismos óleos, lienzos y pinceles que en el siglo XVI. Sin embargo, la “tecnología” de la pintura durante el clasicismo, si se me permite llamarla así, no tiene nada que ver con la del impresionismo. Pintar unas pequeñas manchas en el lienzo que en la distancia permiten al ojo humano componer una figura, utilizando la “tecnología” impresionista, produce un resultado totalmente distinto al que se obtiene con una “tecnología” clásica. Los instrumentos y herramientas son los mismos, pero para pintar un cuadro impresionista es necesario tener unos conocimientos teóricos y de la obra de distintos artistas del siglo XIX. Este conjunto de conocimientos es el que no estaba disponible un siglo antes, haciendo que el impresionismo no fuera aún posible. De manera más general, todo el conocimiento de una época es el que hace posible el avance de la siguiente. Como el conocimiento se acumula formando un “capital tecnológico”, las posibilidades de hacerlo crecer también se incrementan y la innovación es cada vez más rápida.


Desde el punto de vista económico, y partiendo de la definición de Peter Drucker, innovar supone cambiar el rendimiento de los recursos, produciendo mayor valor bien al suministrador –reduciendo los costes- o bien a los clientes –que encuentran mayor satisfacción en un producto nuevo o mejorado -. Aunque en esta definición ni siquiera se mencione la tecnología, esta se encuentra implícita según la descripción anterior. No es necesario contar con recursos nuevos para innovar, basta combinarlos de distinta manera para obtener un rendimiento distinto.

Debe quedar por tanto clara una de las diferencias entre innovación e invención. Innovar no supone crear a partir de la nada como un mago con su chistera. Por el contrario, el innovador es consciente de que el futuro ya esta aquí, pero desigualmente repartido. El innovador utiliza distintos conocimientos a su alcance para combinarlos de manera distinta y producir algo nuevo. Tiende puentes entre mundos diferentes para construir uno nuevo que se acumula al anterior. En la mayor parte de los casos estos mundos están próximos y la innovación es incremental, añade una capa más a lo que ya existía (el Pentium IV sobre el Pentium III, por ejemplo). En otras ocasiones los mundos unidos por la innovación son más lejanos, y la innovación se llama radical. El coche con motor de hidrógeno es un ejemplo de innovación radical. Su tecnología rompe totalmente con la existente de los motores de explosión. No es un descubrimiento milagroso, pero para el sector del automóvil sí supone acercar conocimientos del mundo de la química y de los motores eléctricos totalmente ajenos a la tecnología dominante en el sector hasta el momento. Para que estas innovaciones radicales triunfen normalmente además de la idea brillante se necesita crear un mundo nuevo, un entorno social, de clientes y proveedores que gire en torno a la nueva tecnología. Para que el mencionado coche de hidrógeno exista comercialmente, será necesaria una red de distribución comercial de hidrógeno, proveedores capaces de distribuir las baterías eléctricas necesarias, aparte de clientes interesados en una tecnología menos contaminante incluso a cambio de contar con vehículos menos veloces. La falta de capacidad de integrar esos mundos nuevos, incluso con competidores, puede causar el fracaso de productos brillantes y tecnológicamente superiores. Es el caso del sistema de video “betamax”, que cedió el liderazgo y prácticamente la existencia a su rival VHS cuyos propietarios establecieron una política más expansiva de concesión de licencias a otros fabricantes.

La innovación surge por tanto en estructuras heterogéneas, flexibles, con personas que han adquirido experiencias en entornos totalmente distintos que pueden aportar su visión particular de los problemas. Es necesario tender puentes entre los equipos, y no aislarlos en maravillosos laboratorios.


domingo, octubre 16, 2005

Peer review

Juan Freire publica una reflexión como siempre muy interesante sobre la realización de blogs por parte de los profesores universitarios. En ella descubro con sorpresa que hay quien está en contra de esta actividad. ¿El objetivo de la Universidad no es crear y distribuir conocimiento? ¿Y no permite el blog generar discusiones y compartir ideas? Toda innovación genera resistencias, y es interesante y hasta divertido buscar a quién "fastidia" la mejora. En este caso, un buen candidato es el sistema tradicional de publicación científica.
Para los que no pertenezcan al mundillo, la investigación de los profesores universitarios se difunde a través de revistas específicas. Como el número de publicaciones que un profesor, departamento o institución consiguen realizar es muy fácil de medir, se ha convertido en una pieza importante de evaluación, tanto personal como institucional. Así que hay una dura competencia por conseguir introducirse en las revistas de más prestigio. A su vez estas revistas tienen un sistema para contrastar la calidad de la infinidad de artículos que reciben, llamado "peer review" (revisión por colegas). Cada artículo es enviado anónimamente a dos expertos que también anónimamente envían sus comentarios al autor y rechazan o admiten para la publicación. Desde luego es más objetivo que un sistema individual, pero tampoco es garantía de objetividad (El editor sabe quiénes de sus expertos son más blandos o exigentes con los artículos. Si quiere que un artículo se publique o deje de hacerlo, le basta con enviarlo a quien más le interese. Ni siquiera tiene que hacer una llamada de recomendación que sería muy mal vista).
Existe algún movimiento crítico contra el sistema. El "Journal of the Americal Medical Association" tienen un número monográfico al respecto. Daniel Engber hace una buena revisión de la situación, partiendo de un polémico caso en el que se publicó un estudio que detectaba una influencia favorable de la oración en el resultado de la fecundación in-vitro. Pero el sistema es muy estable y no parece que vaya a cambiar... salvo, una vez más, por la amenaza de internet. ¿Podríamos ir hacia un sistema de publicación a través de internet en el que las citaciones por otros autores fueran los que dieran respaldo a los artículos? No es fácil. A los lectores también nos costaría más trabajo crítico juzgar la calidad de los artículos, ya que es más fácil fiarse de un editor con prestigio. Pero desde luego es una amenaza al sistema.

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La producción en la economía de servicios

¿Comprendemos la economía en la que vivimos? A veces parece que seguimos sin comprender la importancia de los servicios en la misma. En la antigüedad no había un mercado de servicios. No sé si exagero si digo que los pocos que los disfrutaban eran aquellos que podían correr con la manutención de sus proveedores, los esclavos. Salvando la hostelería (eso ha existido siempre), no hay un desarrollo de servicios hasta el renacimiento, en el que aparece la banca... Sin embargo ahora nos encontramos en un mundo donde la mayor parte de las transacciones se hacen sobre bienes no tangibles. Ya no acumulamos capital y trabajo para producir riqueza, ahora es posible crear riqueza fundamentalmente a partir del conocimiento, con unos requerimientos de capital bastante reducidos (¿se puede deber a eso el exceso de capital que ha producido la última burbuja y que ahora apreciamos en forma de fusiones y adquisiciones? Eso es materia para otra reflexión).

Para ilustrar hasta qué punto ahora el crecimiento proviene de la manera más eficiente en la que usar la materia, y no en usar "más" materia, es muy interesante la cifra que aporta Juan de Castro:

En las casi tres últimas décadas (1977-2004), el PIB de USA en valor pasó de 4,5 a 10 (Trillion US$) (más del doble). Durante ese mismo periodo, el mismo PIB pasó solamente de 1,25 a 1,4 (Billion Tons) (Un aumento del 12%) (Fuente: The Nanotech Report 2004. Resumen del informe en:
http://www.luxresearchinc.com/press/LuxResearch_TNR2004_VOLUME_1_TOC.pdf)
. Esto representa una relación valor/cantidad en el crecimiento sustancial durante ese periodo. Da que pensar...

jueves, octubre 13, 2005

Fon, compartición de recursos infrautilizados

Hiperactividad en torno a la idea de Fon de crear una red wi-fi de acceso universal a base de compartir el ancho de banda de particulares. Una buena idea existente hace tiempo a la que le sienta bien la capacidad de movilización de Martín Varsawsky. Es muy interesante cómo se recalca la visión de esto como una revolución de David contra Goliath, de consumidores contra operadores de telecomunicaciones. Pero hay justificaciones tecnológicas para que no se haya producido antes, o de comportamiento del consumidor en muchos otros mercados. He introducido un comentario al respecto en el blog de Enrique Dans.
Por cierto, me parece impresionante que quien montó Jazztel para proveer de ancho de banda a través de fibra óptica con infraestructuras dedicadas sea quien promueva esto de la compartición. No me parece mal, los negocios no son una religión. Demuestra capacidad para ver las oportunidades en función de la situación en cada momento. Normalmente tendemos a utilizar el mismo esquema de análisis a lo largo de muchos años.

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martes, octubre 11, 2005

El retorno de la informática distribuida. (¿Web 2.0?)

La nueva palabra de moda en internet se llama web 2.0. Engloba una serie de tecnologías AJAX, Javascript, pero sus defensores también hablan de que supone otro tipo de aplicaciones (Enrique Dans menciona de "blogs, sindicación, podcasts, Ajax, APIs, redes sociales, folksonomías, internet móvil..."), una utilización mucho más activa de la red, con la aparición de aplicaciones que se ejecutan en un servidor a través del navegador (hojas de cálculo, procesadores de texto, calendarios, e-mail...).

Comparto con Tecnorantes la idea de que la tecnología no es tan revolucionaria. (Genial su comparación con Algo pasa con Mary ;-) ) Pero me da la sensación de lo que tenemos es una pequeña pataleta porque "esto ya lo había visto yo antes, me pareció una idea estupenda y fracasó". Es verdad que ya a finales del siglo pasado se hablaba de aplicaciones distribuídas como staroffice, o que Sun pretendió en el 97 socavar los cimientos de Microsoft con una iniciativa de "Network Computer" pero le faltó fuerza para despegar en ese momento. Parece que el efecto red, en el que tanto se confiaba en ese momento, todavía no había conseguido la inercia suficiente, y que al hardware todavía le faltaba un hervor. Pero ahora parece que el MIT ya está cerca de conseguir un portátil por 100 dólares y que el ancho de banda y la fiabilidad de las redes nos permiten fiarnos tanto de una aplicación remota como de una que resida en nuestro disco duro. Espero no darme un "batacazo 2.0", pero yo desde luego me apunto como usuario a tener mis archivos, mails, bookmarks y demás extensiones virtuales de mi memoria física en aplicaciones de este estilo.


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viernes, octubre 07, 2005

Metodología docente

Ya empezado el curso universitario, veo una referencia de Juan Freire a la metodología y calidad de la enseñanza. Tanto el método que cita, como el método del caso utilizado en las escuelas de negocio, se basan en reconocer una verdad de perogrullo: No es el profesor quien enseña, sino el estudiante quien aprende. Y el rendimiento del aprendizaje se incrementa cuando la atención del sujeto es mayor. A partir de ahí solo hay que "inventar" trucos para que el estudiante, mediante la participación, fije su atención en el problema o la materia que se le presenta. En las ciencias sociales se utilizan los laboratorios, en las sociales el método del caso. Hay mucha bibliografía al respecto, a mí me gusta un DVD recientemente publicado: Participant-Centered Learning and the Case Method

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jueves, octubre 06, 2005

Políticas de Innovación

Salvador Ordóñez, secretario de estado de universidades e investigación, ha estado hablando sobre políticas de I+D en España en el Congreso que organiza el Instituto de la Ingeniería de España con ocasión de su primer centenario.
Contundente en el análisis e interesante para ser político, ha expresado las carencias de Europa en cuanto a innovación: Los programas marco se parecen demasiado unos a otros, no introducen verdaderas novedades. Deberían orientarse más a la financiación que a la subvención, o dedicar menos burocracia a prevenir los fallos (fraude) ex-ante, para dedicar más esfuerzos al control ex-post. Se debe apoyar más a las PYMES y a los emprendedores, así como a los investigadores. Comentaba cómo, frente al funcionamiento habitual en USA, aquí no se concibe dar un millón de dólares a un doctor semi-senior para crear su equipo y desarrollar su proyecto durante varios años... Sobre la Universidad, planteaba que debe formar ciudadanos críticos, creativos y emprendedores pero eso necesita un cambio en la manera de enseñar. Finalmente, y dado el convencimiento del Ministerio de que la brecha de crecimiento entre grupos de países se explica por el capital acumulado de I+D a lo largo del tiempo, ha entrado en la política de innovación con el ya conocido plan INGENIO 2010, compuesto por los programas "Avanz@", "Cénit" y "Consolider".


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