domingo, enero 29, 2006

No me dan pena los estancos

Los estanqueros madrileños y, supongo que los del resto de España, están de uñas contra Philip Morris porque ha decidido bajar el precio del tabaco. Como el precio está fijado por el fabricante, se encuentran con que tienen stock comprado a precio caro que tendrán que vender al nuevo precio con el consiguiente perjuicio económico. Tal como ellos cuentan la historia, parece el caso de unos comerciantes aplastados por el poder de decisión de la gran multinacional. Lo que no se cuenta es:

  1. El comercio al detalle de tabaco en España es un monopolio del Estado.
  2. El Estado otorga concesiones a los estancos para vender tabaco en exclusiva y con un margen tasado. Todo el tabaco que se venda fuera de los estancos (bares, etc.) necesitará autorización previa y, además, deberá comprárselo al estanco para venderse con recargo. Por supuesto, el bar no puede ir a compar directamente a un mayorista como ocurre en los demás mercados. Por otra parte, la nueva ley antitabaco también ha reducido los puntos donde puede venderse tabaco. Les reducen los clientes, pero también la competencia. Los kioskos de prensa y otros ex-distribuidores también están en pie de guerra por haberles quitado la capacidad de venta.
  3. Los titulares de estancos serán personas físicas que no podrán ser titulares de otras concesiones. Es decir, se evita por Real Decreto que varios estancos estén en manos del mismo titular, creando organizaciones más eficientes, competitivas y con economías de escala.

En resúmen, los estancos cuentan con una serie de privilegios con los que ya quisieran contar los demás comerciantes. A cambio, están obligados a tener stock y vender por igual los productos de todos los fabricantes a los precios fijados por los propios fabricantes. Normalmente esto no les ha perjudicado en un mercado oligopolista en el que los precios solo han subido. Cuando un fabricante ha decidido bajar los precios, el mismo régimen que les ha beneficiado les resulta perjudicial durante quince días hasta que agoten el stock antiguo y entonces se olvidan de que su perjuicio se deriva de la misma legislación que les da de comer. Lo malo de estas restricciones de la competencia es que los beneficiarios acaban por creer que su privilegio es un derecho de nacimiento comparable a la carta de derechos humanos y no pueden concebir otra situación. Como con la nueva y restrictiva ley los estancos tengan menos ventas, empezaremos a ver peticiones de compensaciones, subsidios y pensiones. Y yo me pregunto, si el tabaco es malo, si las tabaqueras son malas por fabricar un producto tan nocivo, ¿los estancos no serán también malos por distribuirlos? Al final va a resultar que la ética no es generalizable a todos por igual sino que depende del tamaño de las empresas y con las pequeñas se podrá hacer la vista gorda.


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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo correcto, pero sería bueno que añadieras un detalle que seguro conoces.

El margen tasado y garantizado por ley es del 8,5% sobre el PVP.

Quien trabaje en un comercio detallista con un margen bruto como ese...que levante la mano. Aunque no creo que haya ni uno sólo.

Un ejemplo: un barril de cerveza de 50 litros cuesta algo menos de 100 euros. De ahí salen unas 400 cañas. Es decir, un coste por caña de 0,25 euros. Te dejo el cálculo del margen con el que trabajan.

Por cierto, como estarás pensando en ello... los estanqueros también tienen costes generales de funcionamiento.

¿Privilegiados? Tal vez, pero no te pases

Alfonso dijo...

Tienes razón, el margen es bajo en términos absolutos, pero si tuvieran el 35% serían una farmacia, y eso sí que clama al cielo.

En cualquier caso la rentabilidad está asociado al riesgo, y en negocios seguros el margen es menor. No es lo mismo vender electricidad, con los precios asegurados y los consumos muy predecibles que pasta de papel, donde el precio y el consumo varían como una montaña rusa. Si montas un bar puede que no le guste a la gente, o que si es un éxito alguien abra otro más bonito en la puerta de al lado.

Lo que hay que preguntarse es ¿cuál es la rentabilidad final del negocio? ¿Cuánto hay que invertir en local y stock y cuánto se obtiene? Esa cifra es la que desconozco por completo