jueves, junio 29, 2006

Odiamos lo complejo

Escribía la semana pasada de las maravillas de lo simple, cuando me encuentro con un post de Dave Pollard sobre por qué odiamos lo complejo. Pollard comenta que el cerebro humano está diseñado para funcionar bien en la pequeña escala. Es capaz de desarrollar tecnología que le hace la vida más cómoda, pero no está preparado para contestar a las preguntas de la civilización moderna. ¿Cuál es la causa de la pobreza? ¿Se está produciendo un cambio climático? La falta de capacidad de manejar la incertidumbre de sistemas grandes nos produce odio a esa complejidad, porque

  • disminuye nuestra sensación de poder y control
  • aumenta nuestra sensación de indefensión
  • reduce nuestra confianza en poder predecir el futuro
En resúmen, atenta contra la extendida visión de que 'con un objetivo fijo, y trabajando duro, podemos conseguir cualquier cosa'. En términos futbolísticos, ese 'el equipo ha dado todo lo que lleva dentro, pero el rival ha sido superior' deja de ser un argumento suficiente si la incertidumbre es suficientemente grande.

No dudo que la naturaleza es caótica. No es que sea absurda, sino que tiene tantas variables que somos incapaces de modelizarlas todas. De ahí que un pequeño cambio en las condiciones iniciales produzca resultados muy distintos de los que esperamos. Pero el hecho de que el mundo a nuestro alrededor sea muy complicado no quiere decir que debamos imitarlo, y más si nuestras habilidades son limitadas. Precisamente porque no somos capaces de controlar más que unas pocas variables, y porque queremos que las cosas nos salgan bien, tenemos que organizar sistemas sencillos. Hasta ahora, son los únicos que nos funcionan ;-)


Technorati tags:
| |

No hay comentarios: